ARQUITECTURA...

"La Arquitectura es la ciencia que estudia el arte de crear espacios agradables que funcionen" .-arqvalerosoto

martes, 12 de noviembre de 2013

APUNTALANDO NUBES



APUNTALANDO NUBES
 
Que las columnas se levanten hasta el cielo,
con estribos #3 @ cuarenta,
apuntalar las nubes es mi deseo
para tenerte a ti siempre contenta.
 
Con un poco de sombra durante el día,
buscando en ella formas caprichosas ,
y te veré bailar con alegría
cuando caigan en ti sus frías gotas.
 
Apuntalar las nubes es mi trabajo,
es por eso soy arquitecto,
trabajaré por ti aún con cansancio
para que sepas tu cuanto te quiero.
 
arqvalerosoto
MAR 12 NOV 2013

lunes, 21 de octubre de 2013

EL TRAUMA DE LAS INUNDACIONES

por ralero
A fuerza de residir en el vecino y conurbado municipio de Guadalupe, situado al oriente de la ciudad de Monterrey, me he visto en la necesidad, para dirigirme al sur de la Sultana a casa de mi madre, a la de mis suegros o a la oficina, a tomar las cuasi-paralelas avenidas Constitución (Blvd. Miguel de la Madrid en Guadalupe ¿?, Antonio I Villarreal ¿? en San Pedro) y Dr. Ignacio Morones Prieto que cruzan la ciudad de oriente a poniente (y viceversa) siguiendo las caprichosas riberas y riveras del río Santa Catarina. [1]
A últimas fechas debido a la presencia del huracán Dean y las situaciones climatológicas correspondientes, se han venido dando en la ciudad (y en general en casi todo el país) una buena temporada de lluvias. Por esta circunstancia me ha tocado transitar por las citadas avenidas en plena lluvia, topándome a lo largo del recorrido con sendos charcos, lagunas e inundaciones; encontrándome en el diario recorrido con todo tipo de eventos: vehículos varados, filas interminables, accidentes, caídas en baches, remojones inesperados, etc.

En una de estas interminables filas, a la orilla del río Santa Catarina, justo antes de tomar el paso a desnivel hacia Bonifacio Salinas y toda vez que a mi reproductor MP4 se le acabó la carga de la pila no pude menos que ponerme a cavilar sobre la situación que estaba viviendo: paradójicamente, estaba sobre una avenida de cuatro carriles casi por tomar un paso a desnivel relativamente nuevo en el que había un casi lago al pie de la rampa justo al lado de un río con un ancho del triple del de la avenida en la que circulaba y (al igual que en muchos otros tramos sobre la misma avenida ó sobre Morones Prieto).


¡¡No puede ser posible que haya estos encharcamientos por falta de drenaje pluvial justo al lado de un río!!



El avance de la fila me sacó de estos pensamientos y presto, puse primera en la caja de velocidades de mi Chevito, alias el Saz, cuidando de pisar continuamente el acelerador y el clutch a fin de que el mueble no se fuera a apagar al cruzar el mar que se encontraba frente a mí. Mi mente voló por unos momentos a la historia, al antiguo Egipto, al mar Rojo, a Moisés...

Al día siguiente, al ir a la oficina, me topé con la jardinera ubicada en la curva de salida de Constitución hacia el puente para tomar la Avenida Revolución, en donde han puesto algunos arreglos con motivo del Foro de las Culturas ha realizarse en esta ciudad a partir del 20 de septiembre del presente; uno de estos tenía la palabra “FÓRUM” con letras en tres dimensiones, independientes, colocadas verticalmente pero, supongo que por mala instalación o porque aún no estaba terminada, la “F” estaba descansando (tal vez sabía que aún faltaba un mes para el evento) recostada cómodamente sobre la “o”.



“La ciudad del conocimiento...” sonó la frase en mi cabeza y pensé en el Tecnológico de Monterrey y en la Uni, en la UdeM, UR y la ya casi interminable lista de escuelas y universidades que últimamente han puesto su base en la ciudad. “Entonces, no puede ser un error...” seguí pensando al evocar el encharcamiento de ayer. La fecha de inicio del Fórum me hizo pensar de nuevo en la ciudad, otro aniversario de su fundación, 411 años a partir de 1596[2] y pensé luego en su historia, sus inicios, los ataques de los aborígenes de la región, las inundaciones, la industrialización y el comercio...



“Ahí está” pensé y exclamé: “ésa es la razón”...


La ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey fue fundada el 20 de septiembre de 1596 por Don Diego de Montemayor2 quien, según indica la tradición, con 12 familias se estableció en el llamado Valle de Extremadura "junto a un monte grande y ojos de agua que llaman de Santa Lucía".

Quince años después de fundado Monterrey, en 1611, sucedió la primer inundación de la que se tiene referencia, destruyendo la ciudad original que estaba cercana a los Ojos de Santa Lucía. 

En el año de 1612, se desató en la región un temporal de  lluvia  que  acabó  con  los  pocos jacales y pertenencias de sus pobladores debido al desbordamiento del río Santa Catarina. Ante esta catástrofe, Diego Rodríguez, justicia mayor y capitán del Nuevo Reino ordenó el traslado de la población al sur del ojo de agua, teniendo como centro la Plaza Real, hoy plaza Zaragoza, que forma parte en estos días de la Macroplaza.

La población siguió creciendo, poco o poco, ya que la ciudad sólo era visitada como punto intermedio de viaje.
Durante su desarrollo, la ciudad sufrió algunas inundaciones más con la crecidas, de tiempo en tiempo, del Río Santa Catarina, como las ya descritas:


  • 1636, el cronista Alonso de León se refiere a ella tan destructiva que "parece se abrieron las cataratas del cielo y rompieron las fuentes del abismo de las sierras, según las bocas por ellas reventaron... llevándose las arboledas de sus riveras, desgajándose de sus sierras las peñas, causando pavor y miedo, derribó todas las casas de Monterrey y las iglesias, dejándolo hecho un desierto". 
  • 1648
  • 1662, para que los habitantes de la ciudad no la abandonaran, tiempo después de las lluvias y de las inundaciones el general Zavala, entonces autoridad en estas tierras, mandó poner un almacén de harina, semillas y otros alimentos, que fueron repartidos a las familias por más de 10 años. 
  • 1716
  • 1718, se registró una precipitación pluvial de grado torrencial por más de un mes, poniendo en grave riesgo a la población. [3]
  • 1752
  • 1756
  • 1782
  • 1810
  • 1881


En el nuevo siglo se afianzó el brote empresarial, fabril y de concentración de capital, se crearon las hoy insignes universidades, se dio un aumento demográfico considerable; en la segunda mitad del siglo XX Monterrey se consolidó como capital industrial y de servicios, desarrolladora de infraestructura y urbanización e intercambio comercial nacional e internacional. Sin embargo, las inundaciones se siguieron dando: 


  • 1909, en esta año, los días 27 y 28 de agosto, la ciudad se vio envuelta en una tromba que afectó a más del 50% de la población con un gran número de víctimas y damnificados. En los registros de la hoy ciudad de Santiago, situada al sur, se asentó en acta de cabildo que el 9 de septiembre se envió a esta capital la cantidad de $50.00 para los damnificados de Monterrey. [4]
  • 1938, segunda inundación de gran magnitud cuyas aguas llegaron hasta la Quinta Calderón e incomunicó el centro de la ciudad con el lado sur al otro lado de la ribera del río al "llevarse" en su corriente al puente "San Luisito"[5] Cuenta mi Santa Madre de Dios hija que en esta inundación mi bisabuela se tuvo que quedar en el centro de Monterrey, donde trabajaba, debido a la desaparición del puente.
  • 1967, en esta año ya contaba yo con 3 años de edad y, la verdad, no me acuerdo de nada. 
  • 1988, septiembre, el río Santa Catarina tuvo una súbita creciente cuando las lluvias dejadas por un meteoro en la Sierra Madre Oriental bajaron por la cuenca del río llevándose viviendas establecidas en el lecho, vados que cruzaban el río, automóviles y autobuses con pasajeros a bordo, se llevó parte de las avenidas Constitución y Morones Prieto, canchas deportivas, los famosos juegos Manzo, vació sobre la ciudad 230 l /m2 en 12 horas provocando decenas de víctimas y cuantiosos daños materiales. El nombre de la tormenta: Huracán Gilberto [6]

Así visto no me queda mas remedio que concluir que, definitivamente, el hecho de que se acumule agua en las avenidas Constitución y Morones Prieto obedece, sin lugar a dudas, al temor de que con lluvias torrenciales el cauce del Río Santa Catarina se llene, desborde e inunde la ciudad.

A pesar de la construcción de la presa Rompepicos en el cañón de la Huasteca, la conciencia ciudadana guarda un temor intrínseco en la mente colectiva que hace que toda instrucción o educación de ciencias hidrológicas a ingenieros o arquitectos, constructores, diseñadores o profesionales del ramo a cargo de los puestos públicos (desde supervisores de obra hasta directores de la secretaría de Obras Públicas) diseñen, calculen, construyan, reparen o modifiquen estas avenidas con la senda precaución de dejar en la superficie desniveles de gran exactitud de manera que el agua que cae en el pavimento de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia drene hacia el río Santa Catarina, para que éste no vaya a desbordarse y amenace, como ha hecho a través de la historia, con inundar nuestra “Sultana del Norte”, nuestra “Ciudad Industrial”, nuestra "Ciudad de las Montañas", nuestra Ciudad Metropolitana de Monterrey.

Y, como ha dejado de llover, aprovecharé para irme ya a casa...¿por dónde me iré... por Morones o por Constitución...?
Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey a los veintinueve días del mes de agosto del año del Señor de 2007.





 [1]   El río Santa Catarina, que cruza la ciudad de poniente a oriente, nace en la sierra de Sonora, ramificación de la Sierra Madre Oriental, en el municipio de Santiago a 296 metros de altura y se precipita por el cañón de su nombre, delimita los municipios de Santa Catarina y San Pedro Garza García, atraviesa Monterrey y divide en dos el municipio de Guadalupe, se une al río de La Silla y formando un solo torrente desemboca en el San Juan.
[2] En realidad fue el tercer intento por establecer un asentamiento por estos lugares: Valle de Santa Lucía en 1577, por Alberto del Canto; y Villa de San Luis Rey de Francia en 1582, por Luis Carvajal y de la Cueva fueron los anteriores.
[3]Una leyenda relata que en este año llovió torrencialmente durante 40 días amenazando con inundar gran parte de la ciudad. En ese entonces, afuera de la ciudad hacia el poniente, vivía una India tlaxcalteca esposa de un zapatero, quien tenía en casa una imagen de la virgen de La Purísima y cuando las aguas desbordadas del río llegaron a ese barrio, se dice que la piadosa mujer acercó con fe la imagen al borde de las olas. Casi de inmediato, la corriente perdió fuerza salvándose de la inundación aquella barriada y la ciudad también. Este milagro influyó para que esa mujer construyera una pequeña capilla que llamó casa de la virgen, donde las mujeres de esa época iban a rezar todos los sábados, aunque el lugar estaba fuera de la ciudad. Actualmente el templo de “La Purísima” que se encuentra en ese lugar refleja la arquitectura religiosa moderna de la ciudad.
[4] Desde la Ciudad de México partió el 3 de septiembre un contingente de ayuda, al frente de la brigada y como responsable de los socorros se designó al Dr. Fernando López y a la Sra. Luz González. Los acompañaron un grupo de damas altruistas constituyendo la primera brigada de auxilio que abanderó el emblema de la Cruz Roja en nuestro país.
[5] El puente se llamaba "Puente San Luisito", pues conectaba el Centro de Monterrey con el Barrio de San Luisito (ahora, Colonia Independencia). Antes hubo otros puentes en ese lugar, uno de ellos diseñado por el arquitecto inglés radicado en San Antonio, Texas, Alfred Giles. Este puente, como los demás, fue destruido por la corriente del Río Santa Catarina durante una de las inundaciones que afectaron a la ciudad antes de que se canalizara el río. Hoy el puente del Papa, llamado así en honor de la visita de Juan Pablo II a la ciudad en 1979 siendo el puente el podio en donde presidió la ceremonia, cruza el río uniendo la Col. Independencia y el Centro de la ciudad.
[6]El Huracán Gilberto comenzó como una tormenta tropical en el Atlántico el 12 de septiembre de 1988. Era el tercer huracán de la temporada en el Atlántico. Las cálidas aguas del Mar Caribe lo fortalecieron, llegando a categoría 3, golpea con esa fuerza a Haití, Jamaica e Islas Caimán; dos días después el huracán, ya de categoría 5 con vientos de 270 kilómetros por hora, se enfiló sobre la península de Yucatán. “Gilberto” siguió su ruta hacia el Golfo de México, afectando a Yucatán y Campeche. Trece horas después, el Golfo de México alimentó al sistema que se enfiló hacia Tamaulipas. El 17 de septiembre “Gilberto” culminó su recorrido en el Cerro de la Silla, justo sobre la zona metropolitana de Monterrey: una región donde los huracanes nunca llegan. El río Santa Catarina que atraviesa la capital neoleonesa y otros ríos se desbordaron.
N. de la R.: Este documento no debe tomarse como base histórica ya que las fechas, lugares y nombres no concuerdan (y en ocasiones se contradicen) entre las diferentes fuentes de las cuales se tomó dicha información.
FUENTES CONSULTADAS:
·         http:// www.monterrey.gob.mx/historia/index.html
·         http:// es.wikipedia.org/wiki/Hurac%C3%A1n_Gilberto
·         http:// es.wikipedia.org/wiki/Monterrey
·         http:// lectura.ilce. edu. mx:3000/biblioteca/sites/estados/libros/nleon/html/nleon.html autor: Israel Cavazos garza
·         www. monografías.com
·         http:// www.isacamty.org.mx/Latincacs2007/Conoce.htm
·         http:// www.lomelin.com.mx/oferta/monografias/nl/nl_hidro.html







sábado, 12 de octubre de 2013

LA TENTACIÓN

En aquel tiempo el hombre ya había dominado el fuego y la electricidad, y había desarrollado técnicas para la conducción del agua, la voz y la energía eléctrica.
 
Había tomado de la naturaleza el acero y por medio del fuego le dio la forma de una tira cilíndrica y corrugada de diferentes diámetros y con resistencia a la fluencia de 4,200 kg/cm2 y la llamó VARILLA CORRUGADA DE REFUERZO; tomó también rocas sedimentarias de carbonato de calcio y de silicatos de aluminio, las cuales calcinó y molió hasta hacerlas granos finos a los cuales agregó sulfato de calcio, gravas, arenas y agua haciendo una mezcla a la que llamó CONCRETO; así mismo, tomó árboles del campo los cuales aserró hasta dejar piezas de espesor delgado a las que bautizó como TABLAS PARA CIMBRA.
 
Tiempo después, el hombre tomó la varilla de refuerzo agrupando 4 o más piezas de manera vertical rodeadas por piezas dobladas que las unían con alambre el cual se colocaba equidistante a todo lo largo, forró las varillas con la tabla para cimbra a manera de molde con forma de prisma rectangular y vertió en él el concreto, dándole la proporción a los componente de manera que la resistencia a la compresión fuera de 200 kg/cm2 o mayor.  
 
Al día siguiente, retiró las formas de madera y vio que la mezcla se solidificó formando con la varilla un nuevo elemento al que llamó "COLUMNA", repitiendo el elemento en dos direcciones y a cierta distancia de separación. Entonces repitió la operación pero colocando ahora el acero de manera horizontal y apoyando los extremos en las columnas, y al quitar las maderas quedó forjado un elemento horizontal al que llamó "VIGA".
 
Hizo después con la madera moldes más pequeños de prismas rectangulares, pero sin la varilla, y vertió en ellos la mezcla de rocas calcinadas y molidas con una proporción diferente. Al día siguiente, al quitar la madera, quedó formado un nuevo elemento al que llamó "BLOCK".
 
Entonces miró el hombre a su entorno y vio las grandes montañas que le rodeaban y dijo: "Hagamos una montaña artificial a base de columnas, vigas y block, tan alta como las montañas o, mejor aún, más alta que ellas, tan alta hasta llegar al cielo."
 
Fue así como los hombres se organizaron de manera que unos diseñaron la forma, otros calcularon los elementos, algunos los fabricaron y otros más los unieron. Y fueron apilando los elementos de manera que fueron formando una estructura.
 
Vio el Gran Arquitecto que los hombres se habían unido y organizado para cumplir una meta, y vio que era bueno. Pero el Destructor no estaba contento con que los hombres se hubieran unido para tal empresa, así que hizo circular entre ellos la envidia, de manera que unos empezaron a competir contra otros y realizar acciones deshonestas para hacer fallar al otro fallara.
 
En tales circunstancias el Gran Arquitecto envió a sus profetas y entregaron al hombre el "Gran Libro de las Especificaciones y los Reglamentos", para que el hombre los siguiera y llevara a buen término sus obras. En respuesta, el Destructor decidió echar mano de una de sus viejas tácticas: "LA TENTACIÓN", y disfrazado de inversionista tentó al hombre ofreciéndole un fruto agradable a los ojos y codiciable para alcanzar la riqueza.
 
Tomó el hombre el fruto aceptando una MORDIDA y con esto, permitió que los componentes del concreto tuvieran menor proporción, que se colocará menor acero de refuerzo y diversas acciones que produjeran edificaciones de baja calidad, ocasionando en algunos casos el derrumbe de la obra dejando víctimas.
 
Desde entonces sigue organizándose para realizar las obras desde pequeñas hasta grandes, tan altas hasta llegar al cielo, en las cuales intervienen los hombres fieles que siguen el Gran Libro de las Especificaciones y los Reglamentos, construyendo de acuerdo a ellos, evitando a toda costa la relación y el trato con los hombres seguidores del Destructor que buscan romper las reglas para su beneficio, en una lucha constante entre el edificar bien y el construir mal...

jueves, 26 de septiembre de 2013

LA MAQUETA

Un sábado del otoño de 2012 tuve una regresión. Después de medio día de trabajo en San Pedro (no con San Pedro), sin mucho éxito en realidad, acudí a la tienda Trazzo, en la sucursal de aquel municipio y, evocando aquella época estudiantil, me perdí entre estantes y anaqueles seleccionando cartoncillo, papel y hasta arbolitos… el motivo: a Rafael Sebastián le encargaron en su escuela una maqueta de su casa y, obviamente, su abnegada madre, o sea, mi adorada esposa remitió al infante a su padre, o sea yo, su cónyuge, para el cumplimiento de tal deber escolar.
 
Llegué a casa, que es su casa, (aunque en realidad es la casa de mi adorada esposa) y después de colocar los tiliches maqueteros sobre el sillón de la sala, me dispuse a tomar mis sagrados alimentos, no sin antes calmar las ansias de mi segundogénito y mostrarle parte de los implementos que para efectos de armar su maqueta había yo adquirido.
 
Ingerí con singular alegría la suculenta comida que mi adorada esposa había preparado, mientras platicaba con ella de algunos temas familiares: la maqueta de Sebastián, la asistencia mañana a misa al Uro para participar en el coro, la invitación de Cokis para comer pan de muerto mañana, visitar a sus padres por la tarde, la falta de algo de mandado para la semana, etc. Por lo que decidimos que después de comer iríamos por algo de mandado para luego dedicarme con Sebastián a realizar la maqueta; terminando la maqueta y buscando tiempo entre los eventos de mañana terminaría yo el trabajo pendiente que me había llevado a casa.
 
Llegamos del mandado pasadas las 7 de la tarde. Convertí la sala en un taller de Arquitectura y me puse a buscar en mi compu planos de la casa para imprimirlos tamaño carta y adaptarlos a unas cajas de zapatos, pues el plan era utilizar una caja para cada planta (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia) asegurando con esto que los muros perimetrales estarían bien sujetos y resistirían más para el uso y traslado por parte del niño, además del ahorro de tiempo en la elaboración de la maqueta.
 
Pues nos dieron más de las 8 de la noche y no encontré ningún dichoso plano. Probablemente se quedaron en la computadora anterior la cual un día, sin mucha preocupación de su parte, dejó de encender. Sebastián por su parte, no dejaba de preguntarme cada 5 minutos si ya íbamos a empezar con la maqueta, aunque no dejaba su sitio frente a la compu en la que jugaba a diestra y siniestra en sus sitios favoritos.
 
Por fin se acercó a mí para volverme a preguntar por el arranque de las actividades, entonces le expliqué que no encontré los planos de la casa y, sacando la cinta de mi maletín, le dije que tendríamos que medir la casa para hacer el plano, pegarlo en la caja y sobre los muros dibujados, levantar los muros con cartoncillo, los muebles ya estarían dibujados en el plano y él sólo los colorearía.
 
Con esa facilidad e inocencia de los niños, además de no cargar con 4 años de contaminación académica, Sebastián me dijo que él lo que había pensado era usar los lados de la caja como los muros de la casa, poner con cartulina los muros de en medio más o menos viendo cómo estaban en la casa y hacer los muebles con plastilina, lo único que no sabía era cómo hacer la escalera…
 
“Ok” le dije en un tono paternalista y arquitectónico “vamos a hacerlo sin escala” claro que no me entendió “pero los muebles vamos a hacerlos en dos dimensiones” cara de interrogación “a dibujarlos planos en cartón, como si los estuvieras viendo de arriba” le dije mientras le hacía una muestra la cual fue plenamente aceptada por el cliente, digo, por mi hijo una vez que la vio terminada a medio colorear.
 
Dibujé a mano alzada y sin escala las plantas amuebladas de la casa para, colocándolas dentro de las cajas, calcular el tamaño del amueblado. Entonces, dibujé y corté los muebles: sillones, comedor, camas, etc. en cartón foamboard de ½” blanco (aunque después me arrepentí de no haber traído mejor gris pardo) y Sebastián procedió a pintarlos con mis marcadores Staedtler de doble punta (que hacía tiempo no usaba) mientras yo empecé a cortar los muros usando como base las plantas. Ya que tuvimos los muros de la planta baja, saqué de la bolsa una hoja tamaño carta en la que venía impreso el piso, Sebastián puso una cara de asombro tras voltear a ver el piso de la casa y volver a mirar la hoja; luego, tras mi indicación, empezó a untar pegamento en el fondo de la caja y a extenderlo con el dedo. Acto seguido colocamos el piso, encargándome yo de los cortes y ajustes hacia el muro de la escalera, quedando digno del mejor pisero (quien coloca pisos, que no del que hace pizzas).
 
 
Quité la tapa frontal de la caja que estaba muy maltratada y a la posterior le hice 2 huecos para simular la ventana y la puerta al patio, las cuales le mostré a Sebastián en la sala de la casa cuando preguntó por las de la caja, y acto seguido saqué de la bolsa un par de micas diciéndole: “y mira lo que traje para las ventanas…” “¡Wuau!” exclamó mi hijo “va a quedar bien padre, papá…”
 
Continué entonces con los muros de la segunda planta, toda vez que a la base de esta caja le hice el hueco de la escalera, mientras Sebastián pintaba las puertas de la planta baja en color madera; ya con los muros del segundo piso, corte las puertas y se las pasé al niño para que también las pintara. Al terminar de usar los marcadores, Sebastián los acomodó en el estuche: “mira, papá, los acomodé como el arco iris” sin poder evitar acordarme de CJ, le dije: “muy bien, hijo, así va a hacer más fácil localizar el color que se necesita.”
 
Le pedí entonces a Sebastián que consiguiera una hoja de cuadrícula y que cortara unas tiras de 5 cuadritos de ancho por todo el largo de la misma, luego que cortara tramos del alto de los muros, después le indiqué las pegará en los extremos de ciertos muros. Acababa de hacer las regaderas.
 
Procedió después Sebastián a pegar los muebles de la planta baja, aunque a estas alturas del partido ya se le notaba un poco de sueño. Al terminar de pegarlos, tomando una de las tapas posteriores de la planta baja (pues eran dobles la frontal y la posterior, doblándose la exterior sobre la interior) dijo el niño: “pero papá, no se va a poder cerrar esta tapa porque taparía las ventanas…” a lo que, volviéndome hacia él le contesté: “no hijo, es que esa tapa la dejé para que sea el jardín de atrás, mira” le dije mientras la desdoblaba “y mira lo que vamos a poner aquí…” continué diciendo mientras me paraba y tomaba la bolsa maquetera sacando de ella unos arbolitos…”¡oh, qué padre!” dijo Sebastián lleno de entusiasmo “Fer, mira, Fer, lo que trajo papá para poner en la maqueta” continuó diciendo llamando a su hermana quien estaba concentrada en su lap en la mesa del comedor.
 
 
Nos acercamos Sebastián y yo a la maqueta para ver el acomodo de los arbolitos en el patio y de pronto dijo él: “¡Ah, ya sé, papá!, para que los árboles no se caigan los podemos pegar primero sobre un cuadrito de cartoncillo para que así tengan más superficie de apoyo (no utilizó este término, pero eso quiso decir) y no se caigan o los tiren fácilmente”. “Qué buena idea, Sebastián” le dije felicitándolo “es una gran idea, y lo hacemos de manera que parezca una jardinera… pero como quiera los árboles los ponemos al final, porque todavía falta un poco y no vaya a ser que los estemos tumbe y tumbe mientras estamos terminándola.”
 
Me puse entonces a cortar el piso de la planta alta cuando vi a Sebastián acostarse en el piso de la sala al lado de la mesa de centro, la cual estábamos usando como restirador o mesa de trabajo. “Tienes sueño” le pregunté sin dejar de hacer mi tarea, “sólo estoy descansando un momento” me dijo sin voltear y recordé aquellas noches de Marsella con Miguel Flores, Miguel Ochoa y Miguel López haciendo planos o maquetas para la clase del día siguiente.
 
 
 
“Mejor vete a dormir de una vez” le dije “porque luego te vas a quedar dormido y no te voy a poder cargar, yo termino la maqueta”, levantándose lentamente me dijo: “está bien, ¿tú la terminas solo?” “sí”, le contesté “no te preocupes, ya mero termino” y parándose frente a mí dijo: “está bien y me la dejas aquí en la mesa” a lo que pensando que probablemente se levantaría antes que yo al día siguiente le aconsejé: “la voy a dejar aquí en la mesa, pero no la vayas a mover ni a levantar no vaya a ser que no haya secado bien el pegamento”. Sebastián, con sus ojos ya más cerrado que abiertos me contestó: “bueno, pero no se te olviden las escaleras y las ventanas de la sala” y empezó a caminar rumbo a las escaleras.
 
Me quedé solo en la sala, Fernanda había puesto ya puesto pies en polvorosa desde hacía rato. Para no hacerles el cuento largo: puse la escalera, batallando un poco con los niveles, la fachada, los muebles de baño, abrí la puerta de la cocina y su ventana, coloqué todas las micas que faltaban, “sembré“ los arbolitos, le “puse” azulejo a la cocina y estaba por hacer los muebles de ésta cuando llegó mi adorada esposa y madre del dueño de esta “casita” a pedirme que me fuera a dormir pues ya eran las 3 de la mañana, a lo cual le dije que no eran las 3, eran las 2 pues ya había cambiado el horario de verano al normal.
 
 
Al día siguiente cumplimos con todos los compromisos programados y regresamos a casa temprano para acabar la maqueta. Terminamos los muebles de la cocina, le puse jardín al patio y monté la segunda planta. Antes de dormir Sebastián lleno de entusiasmo y súper contento me dijo: “Quedó bien padre, papá, vas a ver que va ser la mejor del salón”. Me quedé un ratito más recogiendo las cosas, le tomé algunas fotos y subí a acostarme.
 
Antes de quedarme dormido, pensé en la imagen de Sebastián diciéndome lleno de orgullo: “Quedó bien padre, papá, vas a ver que va ser la mejor del salón” y recordé aquella mañana de primero de primaria en la que caminaba yo por el pasillo de entrada del Regio Contry lleno de orgullo, con una caja de botellas de aguarrás y adelgazador, productos fabricados por la empresa de mi padre, y que él las había regalado al salón para la elaboración del regalo del día de las madres. Todavía puedo sentir en mí la sensación de orgullo por mi padre. Creo que la recordaré por siempre, creo que fue lo que vi en Sebastián y, de ser así, espero que nunca lo olvide.
 
PD. A Sebastián le calificaron 10 en la maqueta...
 

domingo, 25 de agosto de 2013

ARQUITECTURA ECOLÓGICA

 
Aquí les comparto la imagen de un esfuerzo por respetar la naturaleza creando la nueva disciplina de la Arquitectura Ecológica, y no es burla, esta foto demuestra que el propietario de esta barda tiene mas conciencia que muchos fraccionadores que realizan la tala indiscriminada de árboles y otros tantos departamentos gubernamentales que la permiten.